GRUPO ESCULTÓRICO

El grupo escultórico que acompaña al Santísimo Cristo de la Humildad fue realizado por el escultor-imaginero onubense D. Elías Rodríguez Picón, y fue estrenado en el año 2012. Consta de seis figuras, que acompañan a la Sagrada Imagen del Santísimo Cristo de la Humildad, con vistas a componer ante los fieles de Málaga, de modo realista y verosímil, el misterio de la Presentación de Jesús al pueblo por Poncio Pilatos.

El conjunto consta de tres secuencias iconográficas. La primera y más relevante es la que ocupa el primer plano de la composición, donde el Señor es presentado al pueblo por el procurador imperial en el Pretorio, en presencia del pontífice Caifás, quien increpa y enfurece a la multitud para que el reo sea crucificado.

En un segundo plano inmediato, un soldado romano arremete contra Barrabás, el forajido a quien el pueblo israelita ya ha escogido para que sea liberado en lugar de Cristo con motivo de la celebración de la Pascua. En línea con estas dos figuras, dos columnas bajas evocan la ambientación escénica del episodio en la terraza del Pretorio.

Finalmente, junto al estrado del tribunal, en el sitio llamado Litóstrotos, en hebreo Gabbata, se disponen la esposa del procurador Claudia Prócula y el aquilifer o soldado portador de la insignia. Este personaje, es un funcionario castrense, similar a los lictores, ligado a la administración de justicia. Su presencia recuerda la naturaleza eminentemente militar de todo tribunal romano establecido en los territorios ocupados y sometidos a la jurisdicción del César.

El Ecce-Homo es uno de los pasajes que mejor refleja la inmensa soledad de Cristo como Hombre-Dios sufriente y su miso ante su trágico destino. A tenor del relato evangélico, la estrategia ideada por Pilatos para liberarlo había depositado todas sus esperanzas en un ‘golpe de efecto’ ante el populacho con el que confiaba hacerlo escapar de la muerte. Al percatarse del lastimoso estado en que los soldados habían dejado a Cristo tras la burla, la flagelación y la coronación de espinas, el procurador pensó que el gentío se conmovería al verlo de ese modo. San Juan es el único Evangelista que ha transmitido el relato exhaustivo de una escena que, abreviada en la locución Latina ECCE – HOMO, introduce en la iconografía cristiana la representación de Cristo como hombre acusado de haberse proclamado Hijo de Dios y rechazado como Rey.

Desde el punto de vista evangélico grupo escultórico enriquece y refuerza, teológica, argumental y  dramáticamente, la narración recogida en el pasaje de Juan 19, 4 – 5, que, tradicionalmente, ha servido de inspiración a los artistas desde que, en el siglo XV, irrumpiese definitivamente en el arte Cristiano el tema de la Ostentatio Christi o ‘Presentación de Jesús al Pueblo’:

Otra vez salió fuera Pilato y les dijo: “Aquí os lo traigo para que veáis que no hallo en Él ningún crimen”. Salió, pues, Jesús fuera con la corona de espinas y el manto de púrpura, y Pilato les dijo: “Ahí tenéis al hombre”.

En virtud de esta premisa, la inclusión en el misterio del pontífice Caifás referenda la visión de la doble condena de Cristo por parte de judíos y romanos, al tiempo que completa la referencia aportada por el pasaje aludido, al sugerir y hacerseeco de la posterior apostilla de Juan 19, 6 que dice:

Cuando le vieron los príncipes de los sacerdotes y sus servidores, gritaron, diciendo: “¡Crucifícale, crucifícale!”.

En esa misma línea cabe interpreter la inclusión en el grupo escultórico de Barrabás, cuya figura  constituye una explícita alusión al momento evangélico inmediatamente anterior al Ecce – Homo, consignado en Juan 18, 39 – 40 y que dice:

“Hay entre vosotros costumbre de que os suelte a uno en la Pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos?” Entonces de nuevo gritaron, diciendo: “¡No a Éste, sino a Barrabás!”

Era Barrabás un bandolero; sin olvidar tampoco lo expresado por Mateo 27, 20 al recordar cómo los príncipes de los sacerdotes y los ancianos persuadieron a la muchedumbre que pidieran a Barrabás e hicieran perecer a Jesús.

Por su parte, la incorporación de Claudia Prócula representa, tanto en la iconografía cristiana occidental como oriental, la nobleza y santidad de las personas que, con su valiente actitud de compromiso,  rechazan y luchan contra toda forma de injusticia.

El actual grupo escultórico vino a sustituir el realizado entre 1986  y 1986 por Francisco Berlanga de Ávila, superándolo desde el punto de vista artístico con una calidad más que notable, toda vez que el anterior grupo nunca fue satisfizo los deseos de la Hermandad por su frustrante mediocridad, sobre todo teniendo en cuenta la excepcional belleza y unción religiosa de la Imagen del Señor.

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